NI COSQUIN, NI ROCK, UN FENOMENO
En nuestra provincia, DP (Después
de la pandemia) se estiman alrededor de 400 eventos populares y/o festivales en
época estival, cuyo alcance va más allá
de lo turístico y económico, ya que estos sucesos reconstruyen nuestra cultura
al punto de constituirse en una verdadera vidriera donde nos proyectamos
socialmente.
Rosario Jimena Sánchez, en una
definición práctica, define al evento como una “puesta en escena” sin limitarse
con ello a los espectáculos, sino a un amplio repertorio de elementos
significativos que el productor u organizador gestiona para que cada espectador
los perciba, se proyecte en ellos y viva como propia la experiencia que busca
ser inolvidable y perenne.
De esta manera, producir un
evento es organizar un escenario semiótico donde cada elemento (luces, sonidos,
espacios, vestuarios, soportes gráficos, merchandising, artistas, entre otros)
es resignificado por cada persona a través de un proceso subjetivo que lo hace
co-productor de aquella experiencia.
Cosquín Rock 2024 es un paradigma
para los organizadores de eventos, y no sólo por la cantidad de asistentes, la
calidad de los artistas y la exquisita programación, principalmente por el
clima que genera, construcción que no es azarosa ni eventual, es fruto de un
trabajo profesional guiado por el imperativo de la planificación y la capacidad
creativa de todo un equipo. Un detalle: pregunte a un colaborador de seguridad
que estaba en el campo por un lugar para consumir productos sin TACC y no sólo
que sabía el significado de las siglas, sino que me guio a uno de los puestos
(aclaro que en el 80% de los eventos y locales que visito el personal de
contacto no sabe que significa la celiaquía). Este indicador de servicio en los
eventos, es consecuencia de una visión sistémica de los productores, pero
además del grado de enrolamiento de cada colaborador que lo moviliza la misma
pasión de los creadores del evento más importante de los cordobeses.
El verdadero objeto de los
organizadores de eventos no son los escenarios, artistas o pantallas, sino las
emociones y los sentimientos de las personas, y en este gran espectáculo se
evidencia en cada uno de los detalles planificados que sorprenden a los
espectadores, sino como explicar la experiencia de estar entre montañas que
parecen la escenografía surrealista de una avioneta que irrumpe desde una construcción
del siglo pasado y en cada giro acompaña el ritmo de una banda o la sensación
de orgullo de algunos próceres de los escenarios revividos en una muestra de
los 40 años en democracia.
Al traspasar la valla que separa
el festival de la calle principal de la pequeña localidad serrana, el
espectáculo se proyecta en cada uno de los miles de vecinos como Adela, una
jubilada que encastro su mesa del comedor en la vereda para alimentar la
mística de la edición 24, cuya estrategia de marketing es una remera de los
redondos que remata con voz de abuela: “say no more”.
En este festival, cuyo slogan se
distingue por la pertinencia: “latido de montaña”, nada queda librado al azar cuando se busca
involucrar al asistente, co-productor del evento, para hacer más fuerte la
experiencia en su mente pero también en el corazón. Por ejemplo, implementar
políticas de triple y cuádruple impacto: social, económico, ambiental y también
cultural.
Este compromiso de la productora y
sus colaboradores, pone en foco a las personas, en sus necesidades de
trascender y perdurar, evidenciando con ello la actitud profesional en el
proceso de planificación y en la lectura social de sus públicos.
El evento además es un medio de
comunicación entre una organización y sus públicos, y el éxito se garantiza en
la medida que éstos sean determinados, analizados, evaluados y considerados
para que así el objetivo se alcance: mejorar la calidad de vida de las personas
reuniéndolas.
Muchos son los indicadores de
evaluación de un mega evento, pero sin dudas la calidad en la producción por el
clima creado, la gestión de las emociones, el compromiso en la sostenibilidad y
el respeto por las personas lo caracterizan como un fenómeno, que aunque tenga
explicaciones, mejor alimentar la mística.
Cristian Fonseca
Comunicador Institucional.
Docente de la carrera Organización de Eventos
Fotografía: Pagina 12
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