LAS EMOCIONES COMO OBJETO DE LOS EVENTOS. LA OTRA MIRADA (INTERIOR) DEL FESTIVAL DE JESUS MARIA. Publicada enero 2020
Don Galo es un asiduo asistente al festival de doma y folclore de Jesús María, tiene su casa a 180 kilómetros del predio de uno de los eventos populares más importante de América Latina. Trabaja en el campo con toda su familia, 12 entre hijos, nietos, yernos, nueras y mujer. Todo ese clan saca sus vacaciones los 10 días que dura el festival y empiezan su peregrinar un día antes del inicio de la primera noche y regresan a su pago al amanecer de la última luna festivalera. Acampan todos en el patio trasero de un viejo familiar en Tronco Pozo (Colonia Caroya) y apenas va asomándose el sol, el milagro de una Ford de los años setenta parece abrir de golpe los viejos plátanos caroyenses de la avenida ancha cuando regresan a dormir. Galo dejó la escuela primaria en cuarto grado cuando ya tenía la edad para ocuparse de las tareas del campo. Si bien su familia criaba animales y cultivaban lo poco que consumirían, vivían en la pobreza, con actitud de pobres donde estudiar era un privilegio